sábado, 18 de octubre de 2014

The great beauty



Sefania: “El aparato humano” era un libro limitadísimo, frívolo. Y pretencioso, como el título. Jep lo sabe bien, de hecho ha evitado escribir más. 



Jep: ¿Y tú?



Stefania: Yo he intentado cambiar las cosas con la literatura. He escrito 11 novelas y el libro sobre la historia oficial del partido. 



Jep: Te olvidas del trabajo para aquel “reality”… “La Granja de los Famosos”



Stefania: La experiencia de la TV es muy formativa. Y cuando me invitan, siempre voy. Me ensucio las manos, experimento, pruebo… No me paso la vida haciendo de snob. 



Viola: ¿Estás diciendo que un novelista comprometido socialmente tiene ventaja… o una especie de respeto frente a quien habla, por ejemplo de sentimiento?



Jep: Claro que lo dice. 



Stefania: La causa por la que uno compromete su vida no es secundaria. Como crear familia… dedicarse con sacrificio todos los días a la educación de los hijos. Eusebio y yo tenemos cuatro hijos, hacemos un recorrido juntos, proyectamos… Yo hago saltos mortales para poder ser madre y mujer. Pero al final del día siento que he sido útil, que he hecho algo importante e interesante. 



Dadina: Y nosotros que no tenemos hijos, según tú ¿deberíamos suicidarnos?



Stefania: No hablo de ti naturalmente. 



Jep: Habla de mí. 



Stefania: Dadina, sabes cuánto te estimo. Eres una mujer cojonuda.


Jep: ¿Usas “cojonuda” en alguna de tus 11 novelas?


Stefania: Sí, uso la palabra “cojonuda”. Intento ser moderna. 



Jep: La modernidad es cojonuda (…) Cuánta seguridad, Stefania. No sé si envidiarte o sentir deprecio. 



Stefania: Sí, tengo seguridad. Tengo 53 años…



Jep: Muy bien llevados…



Stefania: Mucho. He sufrido, me levanté de nuevo, y he aprendido muchas cosas de la vida. 



(Pausa)



Stefania: Bien, veo que no rebatís más. 



Jep: Estaba bebiendo. No rebatimos porque te queremos. No queremos dejarte en ridículo. Pero todo ese orgullo, esa ostentación de tu “yo, yo”… Estos juicios cortados con hacha esconden fragilidad y disgusto. Escondes mentiras. Nosotros te conocemos, te queremos. Conocemos también nuestras mentiras pero por eso, a diferencia tuya hablamos de cosas banales, de tonterías y de inmundicias. No tenemos intención de medirnos con nuestra mezquindad. 



Stefania: Pero, ¿de qué mentiras hablas? Todo lo que he dicho es verdad. Es cómo es, en lo que creo. 



Jep: Por favor, soy un caballero, no destruyas mi única certeza.



Stefania: No, no. Ahora me dices cuáles son mis mentiras y mis fragilidades. Soy una mujer con pelotas. Vamos, habla.



Jep: Ante una mujer con pelotas cedería cualquier caballero. Stefa, tú lo has querido. En orden aleatorio… Tu vocación civil en la universidad no la recuerda nadie. Sin embargo muchos recuerdan otra vocación. Una vocación que se consumía en los baños de la universidad. Escribiste la historia del partido porque eras amante del líder. Tus 11 novelas publicadas por una pequeña editorial suscrita al partido, analizadas en pequeños periódicos cercanos al partido… son novelas irrelevantes, lo dice todo el mundo. Eso no quita que mi novelita juvenil fuera irrelevante, tienes razón. Tu historia con Eusebio… ¿cuál? Eusebio está enamorado de Giordana. Lo sabe todo el mundo. Hace años que comen en Arnalda, en el Panteón, bajo el perchero como dos enamorados bajo un roble. Todos lo saben pero fingen como si no. La educación de tus hijos que llevas minuto a minuto… Trabajas toda la semana en la TV, sales todas las noches, incluso los lunes, cuando no salen ni los camellos de popper. No estás con tus hijos ni en las largas vacaciones que te concedes. Además precisando, tienen mayordomo, un camarero, un cocinero, un chófer que lleva a los niños al colegio y tres niñeras. ¿Cómo y cuándo se manifiesta tu sacrificio?... Estas son tus mentiras y tu fragilidad. Stefa, madre y mujer. Tienes 53 años y una vida devastada. Como todos nosotros. Así que en lugar de darnos clases de ética y mirarnos con antipatía, deberías mirarnos con afecto. Estamos todos bajo el umbral de la desesperación. No tenemos más remedio que mirarnos a la cara, hacernos compañía, tomarnos el pelo. ¿O no?



Stefania: Hijo de puta… (Se levanta y se va)  

No hay comentarios:

Publicar un comentario